Perfeccionismo

Perfeccionismo, salud y autoexigencia

Espacio Psicoanalítico. Julio 2023

En una cultura donde se espera que las personas se desempeñen bien en el trabajo, la familia, las relaciones de pareja y una lista interminable de otras áreas, el individuo se sacrifica a sí mismo al asumir el papel de la persona que todo lo soluciona, que todo lo puede y que no le afecta nada. Resulta fascinante notar que las personas que demandan resiliencia, salud y perfección a menudo caen en una contradicción. Por un lado, parece que debemos sobrevivir y adaptarnos a una sociedad que a menudo glorifica el hecho de que alguien se presente a trabajar y se desempeñe bien, incluso cuando tiene fiebre; pero para hacerlo, debemos ignorar las señales que indican alguna necesidad emocional.


La interacción entre la mente y el cuerpo es un fenómeno profundamente arraigado y complicado, en el que nuestras emociones, sueños e incongruencias pueden influir en nuestra salud, tanto en su preservación como en su desgaste. Hoy me gustaría hablar sobre el perfeccionismo, un sentimiento que surge de la necesidad de cumplir con un ideal que suele ser inalcanzable. El perfeccionismo implica la demanda interna de mantener la fortaleza ante situaciones desafiantes y dolorosas. Detrás de este perfeccionismo, a menudo se encuentra la noción de "resiliencia", interpretada como un estado en el que "nada perturba" y todo "es manejable".


Aquellos que están sobre-adaptados padecen de una especie de cordura extrema, poseen una capacidad de trabajo ilimitada y presentan una desconexión significativa con sus propios límites y necesidades. Son individuos cuyo perfeccionismo se caracteriza por una fantasía de omnipotencia, en la que se perciben a sí mismos (y a sus cuerpos) como invulnerables.


Se describen a estos individuos como personas que hacen todo con meticulosidad y suelen asumir la responsabilidad de las iniciativas que otros sugieren. Cuando sufren de una enfermedad o trastorno somático, a diferencia de los hipocondríacos, tienden a minimizar la situación. Si necesitan interrumpir sus actividades para atender una afección física, buscan reanudarlas rápidamente. Probablemente conozcas a personas que no respetan el período de descanso prescrito por su médico después de un accidente o cirugía y quieren retomar su rendimiento anterior como si estuvieran en perfecto estado de salud.


En tales casos, la enfermedad puede ser vista como una alarma que el cuerpo envía, debido a la discrepancia entre la sobre-adaptación y la realidad externa. Esta alarma es crucial para el terapeuta, ya que en la terapia podemos intentar comprender su significado simbólico. Sin embargo, para la persona perfeccionista o sobre-adaptada, la enfermedad puede carecer de significado y lo único que importa es aliviar o erradicar la incomodidad. De hecho, en la terapia es común encontrar pacientes que han sido remitidos por sus médicos, aunque ellos mismos informan sentirse bien emocionalmente: tienen un trabajo, una familia, han logrado ciertas cosas y no tienen grandes problemas.


Estas personas a menudo llegan al análisis por insistencia de un médico, pero también pueden mostrar un interés intelectual, ya que creen que el tratamiento será útil para mejorar su rendimiento laboral y perfeccionar la imagen de alguien que puede manejar todas las contingencias, una imagen que les preocupa mantener y mejorar.