Cuando Freud habló sobre el psicoanálisis como una "profesión imposible", resaltaba la intrincada y compleja naturaleza de esta práctica. El psicoanálisis no es fácil de definir ni de llevar a cabo; de hecho, a veces resulta más sencillo describirlo por lo que no es, en lugar de por lo que es.

El psicoanálisis es una forma de terapia basada en el uso de la palabra. Es el precursor de muchas otras terapias posteriores que también hacen uso de la palabra, como la terapia cognitivo-conductual, humanista, etc.; estas con una teoría diferente, tienen sus orígenes en el psicoanálisis.

No obstante, el psicoanálisis no se ocupa de lo que no funciona bien en las personas, sin pretender qué es correcto o incorrecto. Enfatizando su enfoque libre de juicios morales, es importante destacar que el psicoanálisis no busca imponer valores o emitir juicios sobre las elecciones o comportamientos de los individuos. A diferencia de otras disciplinas de la salud, el psicoanálisis no tiene un modelo ideal de salud mental con el cual comparar a sus pacientes. En su lugar, se presta atención a lo que cada individuo considera problemático.

A menudo, las personas son conscientes de algunos de sus problemas, pero no de todos. Al comenzar a hablar y compartir su historia, pueden darse cuenta de que el problema que identificaron inicialmente no era el más relevante, o que solo representa la punta del iceberg de algo más profundo. No obstante, es el paciente quien define cuál es su problema, no el psicoanalista.

Además, el psicoanálisis no ofrece soluciones predefinidas. A veces, a pesar de que una persona busca la ayuda de un analista para resolver un problema, descubre que, a un nivel inconsciente, se aferra a ese problema porque obtiene algún beneficio de él. Esto puede generar un conflicto interno entre el deseo consciente de liberarse del problema y la resistencia inconsciente que lo perpetúa.

Parte del trabajo del psicoanalista consiste en ayudar a las personas a comprender esta dinámica interna y encontrar una forma de abordarla. A menudo, las personas se sienten culpables por repetir los mismos errores una y otra vez, lo cual les causa sufrimiento y fracaso. Este malestar y la culpa asociada a menudo los lleva a buscar situaciones que los hagan sentir incómodos, creando un conflicto repetitivo. El objetivo del psicoanálisis es ayudar a las personas a reconocer y romper este ciclo.